I
Se abre una voz a mitad de la noche.
¿Qué es ese lenguaje inconexo,
ese decir “lejos” para decir “jamás”,
ese torpe pensar que intenta trasparencias,
ese nudo gutural de significados vacío?
¿Por qué su risa le viene en lo inoportuno?
Su espejo no es tan imaginario para reflejar
su imagen expandida o deformada.
Un grito en él está contenido
y siente que los ruidos lo agraden,
que debe bailar con el acto y ganar.
que debe bailar con el acto y ganar.
El miedo le crece hasta lo innombrable.
(Miedo de ser borrado del umbral
por el aleteo de una mosca.)
Se encaja las uñas en la cara,
escondido en el baño.
Desesperado.
II
Sujeto replegado sobre sí,
retraído como una ostra,
retraído como una ostra,
como la flor que se cierra si la tocas.
Desconcierto de ser uno mismo,
y en el uno la multiplicidad,
lo poliforme, la ausencia.
lo poliforme, la ausencia.
Destrucción inconsciente del propio yo.
Porque el yo no quiere vivir,
pero tiene miedo hasta de morir.
III
Duda sobre su mano derecha y su mano izquierda
en un mundo que le explota de delirios.
Habla de lo que no está,
dice que lo observa una conciencia perversa,
que hay voces en su interior “jugando de él”.
Dice que esconde una idea suya el que no habla,
el que calla en el sitio más hondo de su pecho.
(Su corazón, su puño de papel arrugado.)
Aleqs Garrigóz
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